jueves, 18 de octubre de 2012

El sindrome Hipertiméstico




A ver, a ver, cuántos de nosotros tenemos este síndrome difícil de pronunciar. Es muy raro, seguramente usted no lo tenga. La hipertimesia es la capacidad de recordar con absoluta precisión fotográfica (de Instagram literalmente) hasta los detalles más insignificantes de nuestras vidas. Es como tener la Enciclopedia Británica de nuestra existencia alojada en gavetas cerebrales sin saber que las tenemos y poder sacar los tomos a nuestro antojo. Se puede recordar que ropa interior llevaba un día como hoy hace 10 años, qué comimos para el desayuno, en qué lugar estábamos sentados, con quién hablamos por teléfono, en qué taza bebió su cafecito esa mañana, las noticias y música del momento. Ya sé, los caballeros van a decir que las damas a lo mejor tenemos ese síndrome porque recordamos todo con lujo de detalles. Seguro también estarán pensando que esa memoria femenina parece un carrete de hilo sin fin que se desenrolla cada vez que nos encontramos en una discusión o argumento, de pareja, maternal, de familia, laboral. Pero el primer tipo de memoria no es lo mismo que el segundo. La que se parece a la famosa frase de Mary Poppins es una cosa y la evocación de las damas sobre algún tema es otra. Eso a lo cual los caballeros se refieren es llamado memoria emocional de larga data*. 
La palabra clave de la frase es EMOCIONAL. La hipertimesia es más compleja que la retentiva de la cual se nos acusa a las féminas.


A lo mejor usted estará pensando que tenerla es casi un don divino, pero recapacite. No es un súper poder... es una súper carga. ¿Se imagina el peso de recordar lo trivial, lo importante y lo doloroso TODOS los días a toda hora durante los 365 días del año? Es sentir dolor, resentimiento, rabia, envidia, temor, tristezas, pasión, alegrías que ya pasaron y pueden resucitar diariamente en nuestra mente... Frescos como lechuga en mercado de productos orgánicos. ¡Qué desgaste! Los pensamientos buenos por lo menos no enferman pero revivir "los venenos" baja las defensas y los linfocitos T, se afecta el sistema inmune. Resultado: enfermedad. Tener esos archivos voluminosos de historias y recuerdos puede ser tan pesado y atormentador que restaría tiempo para hacer actividades que nos gustan como tiempo de pareja, tiempo de familia, hobbies, cualquier cosa que se le ocurra.


Las personas que padecen este síndrome no tienen habilidad para hacer cálculo, aprender temas con cierto grado de complejidad o que requieran abstracción, tampoco cosas de aplicación inmediata, solo pueden recordar cualquier situación del pasado. Una especie de Google humano para el pasado trivial. Se ha podido escanear sus cerebros y comprobar que ciertas áreas son hasta tres veces mayores de lo considerado como un "cerebro normal". No poseen estrategias mnemónicas ni otros recursos que no sean una asociación automática de la fecha con los acontecimientos que se produjeron. Su extraña capacidad es referida como vivir con dos pantallas en la cabeza, donde una es la vida normal y la otra una sucesión constante de recuerdos que no para de reproducirse.


No se preocupe, sólo hay cuatro casos reportados en el mundo. Tres contemporáneos en edad conmigo y una dama cuarentona. Tres son norteamericanos y uno ruso. Una es mujer y los demás caballeros. Un punto para las damas... aquí somos minoría.





¿Flores para la excesiva memoria?


Honeysuckle si la nostalgia inunda nuestro ser de recuerdos y de "si yo hubiera". Le ayudará a reflexionar sobre los hechos y vivir el presente.



Willow si los recuerdos que vienen a su memoria están llenos de lamentos y amargura, nos ayudará a pasar la página y hasta a perdonar.



Star of Bethlehem si el recuerdo es traumático y ha dejado una huella en nuestras vidas. Nos ayudará a reencontrarnos con un bálsamo anti tristeza.


Hay personas que dicen que recordar es vivir, pero yo humildemente pienso que recordar de esa manera debe ser como arrastrar el libro gordo de Petete amarrado al cuello, tipo collar. Incómodo para caminar en el presente y difícil para combinarnos la vestimenta.